SÁBADO 6 DE SEPTIEMBRE DE 2014

Comenzamos el día con una visita a las oficinas de Garuda indonesia,  el vuelo a Borneo se ha retrasado unas horas y eso nos permitirá par un día más en las islas Gili (y merece muuuucho la pena). Las oficinas estan en un centro comercial comercial cercano y unas amables señoritas nos han cambiado la fecha del vuelo. 
El centro comercial es muy bonito y lujoso,  como curiosidad señalar que hay un spa para bebés y un supermercado dónde comprar comida de todo el mundo.

Después de las gestiones el chófer nos ha llevado al centro a callejear.
Jakarta es una ciudad que tiene un pasado holandés,  dejaron numerosas casas coloniales y unos curiosos canales por toda la ciudad que se llenan de aguas putridas y basura. Supongo que los colonos intentaron hacer una ciudad a su estilo pero no tuvieron en cuenta el clima caluroso y húmedo de estas tierras y parece ser que los pobres cayeron como chinches debido a la malaria que seguro  prolifero gracias a los canales,  las aguas estancada y la estación de las lluvias. 

Esta es una ciudad enorme,  es una de las ciudades más pobladas de Asia (12 millones de habitantes) y la riqueza está muy mal repartida. Un porcentaje muy alto subsiste con menos de dos dólares al día y viven en chabolas y barrios encharcados al lado de los rascacielos. 

El centro de la zona antigua es la plaza Faqullah y las callejas que la bordean. 
Visitamos el museo de las marionetas,  ya que este típo de espectáculos son muy tradicionales y lleva siglos entreteniendo a niños y mayores. Allí hemos aprendido que cada caracteristica de la cara o la a ropa es un atributo mitológico del personaje o la leyenda que representan.  El guía del museo nos informó que los domingos por la mañana hacen espectáculos de marionetas de sombras y los niños posa al taller donde hacen la suya propia.
Hicimos una parada para refrescarnos en el café Batavia, una preciosa casa colonial con unos baños muy muy modernos. 

Tras la visita al centro nos dirigimos a una zona de recreo muy exclusiva que se llama Ancol, al lado del mar.  Un conjunto de restaurantes,  paseos y zonas de ocio para la clase alta de Jakarta.
Comimos en un restaurante muy curioso,  era un restaurante pescaderia. El menú nadaba en peceras y escogias al que seria tu almuerzo, te lo cobraban al peso y lo cocinaban y servían.  Optamos por un pez autóctono y calamares con arroz.

Decidimos acabar la tarde visitando el Monas,  el monumento nacional.  Muchos Jakarteños estaban reunidos allí,  sentados en el suelo, entre los numerosos tenderetes de recuerdos pasando la tarde.
Lo mejor para los niños fue montar en unas mínimotos de gasolina,  por unas pocas rupias (unos 2 dólares y medio) podían dar vueltas y vueltas a una plaza.  Divertido y algo arriesgado, se lo pasaron genial (y papá también)
Volvimos a casa rendidos,  cenamos estupendamente y dormimos genial.

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