SÁBADO 20 DE SEPTIEMBRE DE 2013

En el klotok hemos dormido genial y nuestro día ha empezado a las 5 de la mañana. Unos macacos saltaban en los árboles vecinos.  El personal nos ha preparado un delicioso desayuno de te,  café,  tostadas y crepes de plátano para coger energías. 


Hemos navegado por el río que delimita el parque nacional de Tanjung Puting, http://orangutan.org/rainforest/tanjung-puting-national-park/  en el cual podremos ver a los orangutanes en libertad. Este parque nacional ha sido especialmente impulsado por la Dra Virute Galdikas https://twitter.com/drbirute, canadiense que se ha pasado toda su vida  ayudando y protegiendo de los abusos de la industria del aceite de palma a estos grandes primates,  únicos en el mundo y en peligro de extinción. 


El klotok se ha adentrado por el sinuoso río Sekonyer, que a la luz del día es realmente espectacular,  es como estar en un documental del National Geografic, es exactamente igual a lo que hemos visto en la tele,  pero ahora es real,  huele a vida,  a tierra y a jungla,  el aire esta limpio y la luz es intensa y resalta los colores,  el marrón del agua,  el verde de la jungla y el azul del cielo.  
A lo lejos veías grupos de monos que se tiraban al río a nadar y  salpicaban agua (a pesar del riesgo de los cocodrilos)
Esto es precioso, es el lugar natural más impresionante que he visitado en mi vida.


Nuestro klotok paró y nos adentramos por una pasarela elevada en la jungla,  nos dirigimos al centro de trabajo de los naturistas y antropólogos, allí nos encontramos con Atlas, un joven orangután que la curiosidad le hace acercarse a los barcos que llegan. 

Durante el paseo nuestro guía nos enseñaba plantas carnívoras y los árboles de los  que usan su corteza pasta el veneno que tienen las cervatanas.  Imaginaros las caras de los críos!

Unos metros más adelante nos encontramos con Swetty, que estaba echando una siesta y nos pudimos acercar bastante y hacer unas fotos geniales.  Los niños alucinaron, casi la podíamos tocar,  fue maravilloso esta tan cerca de ella.

 Llegamos al lugar donde los cuidadores del parque les facilitan alimentos,  allí nos encontramos con Tom, y según el guía tuvimos mucha suerte,  ya que es el macho más grande del grupo.
Tom era realmente impresionante,  estaba en lo alto de un árbol,  en un llecho de hojas que el mismo se había hecho y desde allí domibaba su territorio con su presencia y con sus gritos que les decía a los rivales que ahí estaba él. 


A la vuelta nos encontramos con Mario, un joven orangután de unos 10 años.

Los orangutanes son primates tranquilos,  pero hay que tener cuidado porque son salvajes y muy muy fuertes, miden alrededor de un metro y medio y pesan más de 100 kg, de puro músculo.  Tienen unos dientes fuertes y grandes colmillos y tienen una mirada casi humana.  Son realmente bellos y me alegro muchísimo de que los niños la hayan visto en libertad, ha merecido la pena el paseo por la jungla,  a los más pequeños se les ha hecho un poco duro,  pero al ver a los orangutanes se les he olvidado el esfuerzo.

Por la tarde regresamos a nuestro kotok a ver la puesta de  sol.  Parece ser  que todos los primates de la jungla estábamos haciendo lo mismo,  en los árboles de las orillas del río habían cientos de macacos y de proboscios, una especie que solo existe en Borneo, son unos monos marrones,  con cola blanca y una curiosa y exclusiva  nariz.


La puesta de sol no la puedo describir,  pero nunca olvidare el ruido suave del motor del barco, los grititos de los monos en los árboles el olor y los colores del cielo,  mientras que abrazada a mis niños, disfrutábamos de un espectáculo único.

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